POR RAÚL CRUZ MOLINA
(Quito, diciembre 30).- Otra vez el ‘fantasma de la desilusión’, o lo que es lo mismo: la ‘ruleta rusa de los penales’ castigó a Liga sin piedad. Esta vez en ‘Casa Blanca’, repitiendo la historia de frustración, acaecida el 2019 en el ‘Jocay’ de Manta, que le dejó la ‘U´’ con las manos vacías. Barcelona se apoderó del título de la LigaPro 2020, con una fenomenal actuación del arquero Javier Burrai, que fue el gran héroe de la finalísima.
Liga mostró una mejor faceta de juego en los partidos finales. En el Monumental y en Ponceano, pero no tuvo poder de gol y certeza en la definición. Es que el colombiano Martínez Borja, que había goleado a placer durante todo el torneo, se ‘chupó’ en la recta final. Sin Rodrigo Aguirre, ausente por lesión, Pablo Repetto quedó atado a la capacidad de resolución del ariete norteño. La respuesta fue pálida. ‘El tráiler del Chocó’ no es un goleador confiable.
La definición desde el punto penal fue la carta a la que apostó el ‘Toro’ Bustos. Y volvió a dar en el clavo. La inspirada noche de Burrai, tapando hasta el viento en los 90 minutos y ‘volando como un ángel’ para neutralizar los disparos desde los 12 pasos, desató la locura en Guayaquil y en todos los rincones del país. El Ídolo se apoderaba del título y de la ‘estrella 16’, rompiendo todos los pronósticos, propinándole una bofetada a los incrédulos, muchos de los cuales lo daban por muerto, antes de librar la última batalla.
Liga falló tres de las cuatro penas máximas que ejecutó. Solo Jordi Alcivar, igual que hace un año en el estadio manabita, vulneró a Burrai con tiro seco y potente. Después el cancerbero argentino hizo el resto. Atajó el disparo de Franklin Guerra, volando junto al palo de su mano derecha; la fortuna le dio una ‘palmadita’ en el tiro de Ezequiel Piovi que se estrelló en el travesaño y voló abajo, al vertical izquierdo para detener el remate de Martínez Borja, que apuntó con tiro suave. El botín zurdo del ‘Kitu’ Díaz puso la estocada. El título 16 ya estaba en el bolsillo.
Las lágrimas conmovedoras de Burrai, que invocó un sentido homenaje a su padre fallecido hace pocos meses; la exultante alegría del ‘Loco’ Alves; la sonrisa plácida y cómplice de Damián Díaz; el nerviosismo que aún hacía presa del cuerpo del ‘Toro Bustos’, la felicidad que inundaba el cuerpo de campeón del ‘Pony’ Oyola y el júbilo de todos los ‘players amarillos’ prendieron la ‘mecha de la euforia’ en la ‘hinchada amarilla’, que desafiando con evidente irresponsabilidad el ‘toque de queda’ por el Coronavirus, se lanzó a las calles para desafiar a la pandemia, en nombre de un nuevo logro. De un enorme logro. Las fuerzas policiales no pudieron controlar esa virulenta ola de felicidad. Todas las normas quedaron aniquiladas, pese a las pomposas medidas anunciadas por las autoridades que nos mienten a placer.
La lluvia de una noche fría y glacial en Quito no pudo apagar el festejo del plantel de Bustos. Dio la vuelta olímpica soñada en campo ajeno. Recibió las medallas y el trofeo a ‘media luz’. Una ‘mano envidiosa’, interrumpió el flujo de energía eléctrica, tratando de quitarle brillo a una conquista luminosa. Fue una puñalada trapera al fútbol, a la urbanidad, al respeto ajeno y a la buena educación, que la dirigencia de Liga tiene la obligación de explicar. ¿Quién fue el responsable de semejante desatino?
La ‘U’ se cayó en el tramo final del campeonato. Aquejado por lesiones de jugadores determinantes, perdió la brújula. Son los riesgos que conviven con el fútbol. Perdió la batalla final. El ‘íntimo círculo albo’ propició un ambiente de triunfalismo anticipado. Se hizo eco Pablo Repetto, que ‘suelto de huesos’, preciso “que no practicaron penales, porque no iban a necesitarlo. Que el triunfo llegaría en el tiempo reglamentario”. El ‘Kojak uruguayo’ volvió a tropezar con la misma piedra. Ha perdido dos finales, en los lanzamientos desde el ‘punto fatídico’. ¿Cuándo aprenderá la lección?
¿Se puede calificar de fracaso, la actuación de Liga en el 2020? En un análisis riguroso, me animo por el SI. Se fue de la Libertadores en Octavos de Final. Se le ‘durmió el diablo’ en el partido local ante el Santos de Brasil y ya no pudo corregir en la vuelta en terreno paulista. En el plano local, registró el mayor rendimiento del año, pero no supo colocarle la ‘frutilla al pastel’, pese a contar con una plantilla amplia, la mejor sin duda en relación a sus competidores, aparte de utilizar el presupuesto más alto de los clubes del país. Dos finales perdidas, llaman a una profunda revisión.
En la otra vereda, el éxito de Barcelona es una señal de recuperación en lo deportivo, que seguramente provocará el crecimiento económico. El incremento de sponsors y el apoyo de su hinchada. Gran debut de Alfaro Moreno y su equipo en la órbita directriz. Examen con notas positivas para Fabián Bustos, que sigue despertando sospechas sobre su capacidad, en ese ‘núcleo de envidiosos’ que también se mueve en los pasillos del fútbol. Conquistar dos títulos a temporada seguida, no es obra de la casualidad. ‘El Toro’ es un DT con muchas virtudes. Con conocimientos, madurez, tenacidad y dedicación profunda por el trabajo.
Dice Repetto, bañándose en las ‘aguas del auto consuelo’, que no se perdió el invicto. Perdió el campeonato. Le metieron tremendo sopapo en su propia casa. La hinchada está derrumbada. Muchos piden su salida. Será mejor que ocupe su tiempo en encontrar las soluciones a un desbarajuste que ya se hace frecuente. Fue una noche traumática, que la selló Javier Burrai, ‘volando como un ángel’.