MEMORIAS DE FÚTBOL: MONTI GAMBETEÓ A LA MUERTE

MEMORIAS DE FÚTBOL: MONTI GAMBETEÓ A LA MUERTE

POR RAÚL CRUZ MOLINA

(Quito, mayo 5).- Luis Monti tiene el honor de ser el único jugador del mundo en haber disputado dos finales de un Mundial: Uruguay 1930 e Italia 1934, con selecciones diferentes. Sin embargo, no todo fue un ‘camino de rosas’ para el argentino: «Mi destino es incomprensible, en Uruguay me querían matar si ganaba, en Italia si no lo hacía me fusilaban. Era mucho para un jugador en los albores de los Mundiales», contaba en sus amenas y picantes charlas sobre fútbol y su insólita carrera.

Las amargas lágrimas que derramó Monti en el Mundial de Uruguay tardaron cuatro años en convertirse en una felicidad desenfrenada tras ganar con Italia la Copa del Mundo. «Nos anunciaron que por decisión de Benito Mussolini podíamos pedir lo que se nos ocurriera, si ganábamos esa final. Dinero, mujeres, casas, autos, el placer que se nos antojara. Éramos las personas más privilegiadas de Italia».

Sin embargo, la alegría de Monti duró lo que tardó Mussolini en olvidarse del triunfo de Italia. Y es que tanto el argentino como los otros cuatro ‘oriundi’ que ayudaron a la ‘Azurra’ a consagrarse en el Mundial tuvieron que sufrir en sus carnes el fascismo de un Mussolini que se quitó la careta de padre protector con los jugadores para ejercer de dictador.

El relato de Monti de lo que sucedió los años posteriores al Mundial de Italia es sencillamente escalofriante. «Después de ganar el Mundial, todo cambió. Recuerdo a Guaita, mimado por los mismos dirigentes fascistas, que tiempo después quisieron enviarlo a la guerra de Abisiña. Él tuvo que huir de Italia porque jugaba en la Roma, el club rival de la Lazio, el equipo preferido de Benito Mussolini.

Para debilitar a la Roma, los fascistas decidieron de la noche a la mañana mandar al frente a todos los jugadores. Guaita, que como yo, Orsi y Demaría, le habíamos servido a Italia para ser campeón del mundo, tuvo que huir para salvarse. Con Scopelli llegaron a la frontera con Francia y desaparecieron». Era fascismo en estado puro.

Se dice que cuando la vida está en juego, el ser humano es capaz de convertirse en un ‘superhombre’ y agudizar su ingenio de tal manera que le permite superar una situación extrema. Luis Monti tuvo que ir más allá y luchar por su vida, nada menos que en dos finales mundialistas, en las que los italianos tenían consignas radicalmente opuestas para él. Esta frase resume el sentir del aguerrido Monti que consiguió salir indemne de aquel camino sin retorno: «si en Uruguay ganaba me mataban, y si en Italia perdía me fusilaban. Era mucho para un jugador de aquella época».