POR RAUL CRUZ MOLINA
(Quito, enero 11).- Darío Tempesta, DT argentino de Aucas, repite como ‘loro amaestrado’ en los programas radiales, que “su equipo va por un cupo a la Libertadores”. Me admira, su seguridad, él que ha vivido como nadie, los desengaños en el ‘club oriental’. Por errores propios y ajenos. Me parece que encausarse en una línea de prudencia es lo mejor que le podría pasar. No han entendido que la hinchada está enervada por ofrecimientos que no se cumplen. Aparte, habría que recordarle a Tempesta, que Ecuador tiene solo cuatro cupos en el máximo evento sudamericano de clubes. Y que clubes, como: Barcelona, Liga, Emelec, Independiente del Valle y Univesidad Católica, le llevan una notoria ventaja en potencial de plantel. “Soñar no cuesta nada”. Pero los sueños hay que acompañarlos con bases ciertas. Y Aucas no las tiene. Parece ser, que a Tempesta le obligan a que se “lance de cabeza a la jaula de los leones”, todos los arranques de temporada. Y después, pone miles de pretextos y no sabe cómo justificar el incumplimiento de los objetivos. Menos mal, que este 2021, no se atrevieron a decir que van por el título. Habría sido una audacia.
En Barcelona, se cayó la negociación con el delantero colombiano Fernando Uribe. Caro, polémico, pero buen jugador. Con pasado en Millonarios, Atlético Nacional, Toluca de México y Santos y Flamengo de Brasil. Al parecer, su empresario manejó los hilos para forzar a otro interesado. Luis Carlos Serrano, así se llama su representante, señaló que la ‘dirigencia amarilla’, cambió las cifras acordadas y el diálogo se acabó. Ahora, toma fuerza el regreso del paraguayo Cristian Colman. Un verdadero riesgo. El Ídolo requiere contratar a un goleador que presione a Carlos Garcés, que entendemos será el ‘dueño del puesto’. El delantero ‘guaraní’ no es ‘número 9’. Fue utilizado en otras labores de ataque. Su producción de goles fue pobre. Dirán que jugó poco. Lo hizo, porque se acostumbró a cumplir el papel de suplente del uruguayo Jonathan Alves. Dura tarea para Fabián Bustos. Sabe que un delantero con gol, cuesta mucho dinero. Y en Barcelona, en esta temporada, no están dispuestos a invertir sumas millonarias. ¿Y qué pasa si no les funciona Carlos Garcés?
Las transferencias son múltiples en el balompié ecuatoriano. Casi todos los clubes, anuncian a diario en sus redes sociales, a los nuevos jugadores. Salvo contadas excepciones, me alcanzan los dedos de la mano izquierda, se trata de jugadores que no representan un gran aporte. Son cambios y nada más que eso. Es un desfile interminable, apostando a engrosar los planteles, antes que a darles potencial. Es difícil la situación financiera. Eso es indiscutible. Creo que sería preferible que brinden oportunidad a los jóvenes. Qué miren alguna vez a las Divisiones Formativas. Poner en la cancha a jugadores gastados hasta el cansancio, no tiene sentido.
Liga aún no resuelve la continuidad de Gabarinni. En estas próximas horas podrían suscitarse novedades. El golero argentino anhela seguir, pero todo depende de la salud de su padre que está muy afectada. ‘Dida’ Domínguez es la carta que maneja Liga. Tiene las puertas abiertas. Es un hombre del ‘riñón del club’ y sobretodo, cuenta con la venia de la plana mayor. Gabarinni tiene la última palabra. La ‘U’ ya tiene adelantadas las conversaciones con la gente de Vélez Sarsfield para finiquitar el regreso del gigante golero, que es titular de la Tri. Sería una pena por Gabarinni, que ha cumplido gran actuación en el ‘equipo albo’. Varios sostienen, que es el mejor arquero extranjero que ha llegado al club. No habría que olvidar al uruguayo Walter Maesso que conquistó el primer bicampeonato nacional para el equipo quiteño. En 1974 y 1975. ‘Canario’ o ‘Tarrino’, como le decían, fue pieza clave en la consecución de aquellos títulos. Tapaba con eficacia y la suerte, su amiga inseparable, siempre estaba de su lado. Muchos dicen, que ‘jugaba con una vaca atada al poste’. Nunca la vi. Y no soy ‘periohincha’. No lo fui y nunca lo seré.
En Liga observé a buenos goleros foráneos. El primero que recuerdo es el brasileño, Joffre Perera en 1964. Un moreno alto, como una cimbra, que era campeón para ‘repartir puñetes’, cuando sucedían altercados en los partidos. Después el argentino Ovidio Chacón en 1968. Un problema intestinal lo apartó temprano de este mundo, cuando era jugador activo. El uruguayo Yamandú Solimando arribó en 1969 y fue campeón. Venía procedente de Peñarol. Del gran Peñarol de ‘Cabeza Mágica’ Spencer. Le decían ‘Ciego’ y razón tenían. No veía la pelota cuando jugaba con iluminación artificial en el ‘Modelo’ de Guayaquil. El único escenario que contaba con ese lujo en el país. Pasaron también los argentinos Miguel Ángel Leyes, en 1976. Fue arquero del Huracán de César Luis Menotti, brillante campeón del 74 y Mario ‘Chapulín’ Quiroga en 1977 y 78. Lo hicieron con notas aceptables.
El último arquero foráneo antes de la llegada de Adrián Gabarinni fue el brasileño Ubiraja Alcántara. Se paró bajo el arco de la ‘U’ en 1982. Resultó un fiasco total. Llegó en compañía de otros compatriotas, que más bien parecían, jugadores de baloncesto. La dirigencia de Liga perdió la cabeza, cuando les pregunté en una nota publicada en mi querido Diario El Comercio: ¿de dónde habían extraído esas palmeras, disfrazadas con botines de fútbol? Inclusive, uno de ellos fue a la cabina de Radio Quito, en la que laboraba para amenazarme. Le mandé con viento fresco.
Hasta la próxima…